Foto: Archivo personal
¿Es fácil bendecir a Dios en medio de la angustia? - ¡No!, para nada. Es más fácil llorar, gritar, enojarse y hasta dormir. La razón es porque en medio de las pruebas olvidamos todo lo bueno que nos ha dado. Olvidamos darnos a si mismos las palabras claves para regular nuestras emociones y nuestros sentimientos. Sucumbimos a la no esperanza.
El Salmo 103 inicia con este versículo: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser tu santo nombre". Bendice alma mía... es un recordatorio, algo como: hey! parte mía, parte importante mía... bendicelo, no lo olvides!
Más adelante en el versículo 2, dice: "... no olvides ninguno de sus beneficios". Este recordatorio se da porque tendemos a olvidar que antes de ese mal trago, muchas cosas buenas han venido de Él y que la Biblia está cargada de promesas que si las declaramos creyendo serán.
Cuán afligida puede estar nuestra alma para no bendecirlo... conozco exactamente ese punto en el que no quieres decir nada, ni reclamar, ni pedir porque simplemente estás cansado y enmudeces. Es entonces cuándo es urgente alzar, bajar o cerrar los ojos y decirnos a nosotros mismos: ...Bendice alma mía!
Entre ese agradecimiento- clamor, entre esa perdida total, debilidad y desesperanza, recordarlo puede hacer la diferencia para que todo cambie!
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